sábado, 15 de diciembre de 2007

Comentarios de la poeta y escritora Laura Hernandez Muñoz sobre la obra de Samuel Bassan M

Al leer la obra poética de Samuel Bassan, recordé las palabras de Rainer M. Rilke en su libro Cartas a un joven poeta: “Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad”. Este poeta panameño escribe poemas con la fuerza de un espíritu que no hace concesiones y de igual manera habla del amor a la mujer que lo ama y se entrega, o a la que lo engaña y abandona, como del campesino de manos agrietadas que labra la tierra que no le pertenece, o al niño devorado por el monstruo urbano sin un nombre en su tumba cuando lo vomita. Sus versos son intensos, fuertes, penetrando en el ánimo del lector como daga ardiente: Los antifaces desaparecen/derretidos en la piel.

Samuel Bassan ha escrito cinco poemarios: Lágrima escarlata, elaborado en Guatemala. Limbo X, Limbo Z, Alter Ego y Acapela, en Panamá. Cada uno de estos libros es diferente, porque el autor se multiplica en el prisma filosofal del lenguaje logrando distintas voces que gritan su íntimo reclamo abarcando desde el amor por su madre en el poema “Baby”: Te respiro en cada momento/ llevando tu vida en mi recuerdo/ ¡Madre mía, cuánto te extraño! Hasta las frases de exaltada pasión por la mujer que desea: Te amo con cien corazones de fuego/ tocando la dicha/ en mil posiciones/ buscando tus horas/ para amarte bien. Él es un observador crítico del entorno utilizando la soledad como criba para cernir las palabras con las que construirá su juicio versificado. Ama, goza, sufre, besa y muerde. Es un noctámbulo que aúlla a la luna: Déjame tocarte a dos manos/para cuando el sol se apague/ y la luna muera/ te acuerdes que hubo ayeres/ donde salpicaba la noche/ nuestras sábanas blancas.

Para Bassan, el amor es un papel pautado para escribir melodías con diferentes ritmos. Se percibe en sus versos el golpe cadencioso del mar, la lluvia vespertina de la montaña y la exuberancia de la selva; sensaciones transformadas en sentimientos profundos que desde siempre habitan su alma. Te amé con la paciencia de una lágrima rebelde que se entierra en el sentimiento del que ama sin boleto de regreso, sin una lluvia que refresque la esquina de emergencia cuando agoniza el amor. Sus poemas van desde el corto aliento de una frase: podría ser/ pero la tarde nos ganó el camino/ y el amor el olvido. Hasta los que hacen una descripción de un domingo cualquiera como: “Me levanté tarde” del libro Alter Ego. Lo cotidiano se vuelve denuncia y adquiere personalidad. Para Samuel Bassan toda acción humana es sujeto y objeto para crear un poema: El amor sana/ sin levantar faldas/ ni bajar pantalones/ a la fuerza. En “Quisiera ser” se intuye el sueño idealista de liberación: Quisiera ser tiempo/convertirme en camino/rodando con el viento/llegando a pueblos/llorar sus penas/levantar sus sembradíos/tomar chicha fuerte en invierno/calentando mis huesos.

Escribir es un exorcismo para sacar a los demonios íntimos que nos habitan. Samuel Bassan Mishaan, un moderno shaman, utiliza sus poemas como conjuros para sanar, liberar y hacer soñar a los corazones dormidos que hasta ahora, no han entendido lo que es poesía. Después de leer su obra me doy cuenta que aún hay espíritus valerosos que no escatiman el dolor de parir para dar vida.

1 comentario:

cuevas dijo...

QUE PUEDE DECIR UNA MUJER ENAMORADA (ENAMORADA DE SUS LETRAS)